segunda-feira, outubro 26, 2015

Segunda vez con Gabriel Celaya


Para empezar,
cierro la puerta, abro el balcón y cómo está la calle,
cuánta gente
que te ignora, me miran
y se vuelven
de espaldas,
después de esto quién contesta, tú
entiendes, es
imposible, mi vida
no ha terminado, te escribiré otro día.

Hoy,
sencillamente, habl
emos. Tú me dices
que escriba, que publique. Te equivocas.
Escribo cuanto quiero
y cuanto puedo.
Publico, qué caray, lo que me dejan.

Bebamos otra jarra. Camarero,
más cerveza.

Como te iba diciendo, estoy contento
-tic tac-. Tu Antología
Pequeña, es un gran libro. (Dios nos libre
de libros grandes y de chicas feas.)
Un libro que se abre
solo: lo mismo que la ola.

¿Quieres fumar?

                            En fin,
hablando
de tu carta, qué disparates
dices.
Es cierto: «Cumplí
lo que podía».
Mas, déjale a Pilatos
y a la melancolía.

Quién
llama, quién
contesta, tú
y yo lo sabemos de sobra
para andar «chiricándonos» con cartas.

- Blas de Otero

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