sólo tengo una noche para ti,
me dijo, y te la entrego
entera. Tan cerca, el aire
plateaba color de mar.
Nos besamos sobre la ciudad encendida.
Entonces lo dijo, con una voz
a medias melaza a medias
salitre. Más salitre ahora
que me repite en el ápice
del recuerdo. Cada noche
acudía al regazo de mi sueño
y ese día, nos besamos,
tan cerca.
Pero tuvo que decirlo
tuvo que abrir los labios
que habían sido míos eternamente
y decirlo con estas palabras,
sólo tengo una noche para ti.
Algo reventó en mis entrañas,
sé que sangraba, que acabó
la noche y sangraba.
- José Ángel Cilleruelo
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