doradas por las hojas de los libros.
El invierno de nieve
igual que un largo y triste endecasílabo.
Después la primavera enamorada
leyendo algún poema de Virgilio.
Luego llega el verano y, como siempre,
uno manda al carajo los versitos.
Fernando López de Artieta
in Nadie Parecía, nº1, Primavera de 1999, Sevilla
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